jueves, 22 de octubre de 2009

Oscuridad

Aquellos ojos grises habian cambiado a un color totalmente negro. Esos ojos inexpresivos, esos ojos que estaban perdiendo la vista. El dolor causado por la luz de aquel brillante sol era insoportable. Se puso una venda sobre sus ojos, pegó las alas al cuerpo y movió la cabeza.

El cielo se oscureció, la brisa dejó de pasar.

- A que has venido? - Preguntó. - Tu que traes la oscuridad a este mundo.

- Oscuridad? Eres tu el que hace de este mundo oscuro - Respondió aquella figura esbelta de traje negro y totalmente pulcra.

- Te conozco muerte. Se de tus intenciones. Ya te he vencido antes.

La brisa volvió y se convirtió en ráfaga. La lluvia cayó y se convirtió rápidamente en tempestad.

- Mi nombre es Fin, no muerte. - Respondió. - Tu tiempo ha acabado.

Un movimiento rápido. Las alas se abrieron. La espada de Fin atravesó su pecho.

Unas gotas mancharon aquella colina.

La oscuridad se hizo más grande.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Tiempo

Llegaron frente a una gran muralla de arboles. Infranqueable por donde se le mirase. Imposible de cruzar.

Ivanna podía sentir que el viento no estaba dentro. Un lugar sin sonidos, en silencio. Sombrío completamente.

- No hay forma de entrar. - Dijo Luto - a menos que nos permitan pasar.

- Como, como debemos hacer? - Preguntó Ivanna.

- No hay forma de entrar. El único capaz de abrir la entrada, el guardían del bosque, jamás nos oirá. Un ciclo ha pasado. - Rió nuevamente Luto.

Un sonido seco. Ivanna vio el reloj. La segunda marca se encendió. Ivanna sintió desesperación.

- El guardián del bosque podría estar en cualquier lado, será muy dificil hallarlo - dijo Paz mientras miraba a Ivanna. Dificil pero no imposible. Confiemos Ivanna. Mientras mas rápido comencemos la tarea más pronto terminaremos.

La esperanza se formó en el corazón de Ivanna. Luto dejo de reir.

Caminaron la barrera de lado a lado.

- Guardián¡¡¡¡. Guardián del bosque¡¡¡¡.- gritaban Ivanna y Paz.

Luto los acompañaba pero no hacia esfuerzo en llamar.

- Guardián¡¡¡.

Pasaron horas caminando bajo la lluvia. La tristeza apareció. La lluvia se hacía más intensa y los relampagos sonaron nuevamente.

- Es imposible Paz, estoy cansada, no lo lograremos.

- Ivanna estoy contigo, no desfallezcas.- Dijo Paz.

- Esta bien no lo haré.

La melodía dulce de un canto sonó como el violín más dulce. Ivanna vio al cielo. Una figura alada posada sobre un gran árbol.

Ivanna corrió a verlo. El ser desapareció.

- Noooo. No te vayas, quedate. Ayudame... - Lloró la joven.

- Por favor, estoy cansada, mis pies no puedes más. Ayudame...

El llanto se apoderó de Ivanna. Lloró porque por primera vez se sentía perdida. Lloró.

Una brisa acarició su mejilla. Y una frase apareció en su mente. "La sensación después del llanto, cuando ha regresado la serenidad al alma... No olvides este sentimiento...". De pronto el llanto cesó.

- Sonos tienes razón. No me dejaré vencer. - Se puso de pie.

Una pluma cayó del cielo. Llevaba una palabra escrita. "Fe".

- Gracias Angel. Gracias¡¡¡¡¡¡. Gritó Ivanna con todas sus fuerzas mientras miraba al cielo y recuperaba su calma.

Un gran sonido de ramas quebrándose. Luto gruñó. Paz volvió al hombro de Ivanna.

- Quien esta allí? - Una voz ronca preguntó.

- Quien viene a pertubar mi tranquilidad? - Volvió a la preguntar la voz.

Ivanna vio para todos lados. No podía ver al guardían.

- Soy Ivanna y busco al guardían del bosque.

- Cual es el propósito de esa busqueda? - Fue la siguiente pregunta.

- Queremos ingresar al bosque.

Un gran tronco giró. Muchas hojas cayeron.

- Eres tu el guardían del bosque? Señor Arbol? - Preguntó la joven.

- Mi nombre es Tiempo.

Caminata

Caminaron muchas horas. Ivanna miraba aquel reloj extraño. Los cuadrantes con formas extrañas.

- Los seis ciclos? - Se preguntaba mientras caminaba. La lluvia caía ligera.

- Sonos? - Susurró - Porque este mundo me parece tan familiar? No conozco nada, pero me siento como si estuviera en casa.

- Sientes tranquilidad, sientes calma, verdad?. Es la sensación después del llanto, cuando ha regresado la serenidad al alma. Que a pesar de estar perdido sientes que todo puede regresar a buen camino. No olvides este sentimiento Ivanna.

Ivanna cierra los ojos por un momento y se concentra en el sentimiento mientras una imagen se forma en su mente. Un rostro de ojos melancólicos y mirada perdida. Un rostro pálido de cabellos finos... un rostro y un llanto... un rostro... y un susurro... una mano extendida...

- Ivanna. Ivanna ¡. - Una voz chillona.

- Que pasa?¡ - Pregunta la joven.

- Cuidado. No te dejes llevar por lo primero que sientas. Ve con los ojos del alma, pero no dejes los ojos de la razón. - Miraba Paz fijamente.

- Deja insecto. Deja que el tiempo del sexto ciclo se acerca. - Rió el pequeño ser y un relampago cruzaba el cielo.

Caminaron muchas horas más. Ya se podía ver el inico del bosque cercano. Un bosque de arboles muy altos, sombrío. Un bosque que comenzaba grande como una gran barrera infranqueable.

- El bosque tiene secretos propios. Una de las reglas dice que nadie de fuera puede usar sus poderes cuando esta dentro. Ni Sonos, ni yo. Dentro de él todos somos iguales. - Dijo Luto - Nadie entra si conoce el secreto de Tiempo. - Rió.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Luto

Ivanna vio a aquel ser con la cabeza de lado que mostraba aquellos dientes grandes mientras sonría al verla. Tenía una capa que le cubría toda la espalda, guantes y botas negras. El cabello largo que casi le cubría los ojos negros, el cuerpo medio doblado hacia delante.

- Luto? Que buscas?.

- No busco nada. Sólo quería saber a donde vas? Talvez pueda ayudarte. - Respondió mientras sonreía. Se oían los truenos.

El viento apareció de golpe detrás de Ivanna. Luto soportó la embestida mientras sus cabellos dejaban de cubrir su rostro impulsados por la ráfaga.

- Sonos... Sabes que las reglas dicen que tienes que dejar que ella decida. - Sonrió.

El viento cesó. Luto tenía razón.

- Yo te ayudaré a llegar a donde tu vas. Sin mi jamas podrás llegar antes de que se cumplan seis ciclos de sol y luna. - Dijo mientras la miraba fijamente.

Ivanna volteó a ver a Paz.

- Ni siquiera ese insecto puede ayudarte porque no conoce el camino a través del bosque.

- Eso es cierto Ivanna no conozco el camino. - Paz agachó la mirada.

- No te preocupes. Mientras estes conmigo será suficiente. - Sonrió Ivanna - Esta bien Luto, dejaré que nos acompañes.

La sonrisa se convirtió en risa, y la risa en carcajada. - Que asi sea, por mi maestro.

- Ten cuidado con él - Ivanna sintió la voz de Sonos en los oidos. - Alguna vez fue mi compañero y conoce tan bien como yo las reglas de este mundo.

- Compañeros? - Murmuró Ivanna. - Quieres decir que es bueno?.

- Lo fue hasta que Ilusión lo capturó. Lo que ha pasado con él, sólo ellos lo saben. - Suspiró el viento.

Emprendieron el camino hacia el bosque mientras caía la lluvia.

- Te gustó el regalo que te hice? - Preguntó Luto e Ivanna volteó a mirarlo extrañada - El reloj de los ciclos, ese que ya no podrás quitarte - Sonrió mientras sus ojos brillaban.

Encuentro

El sol de mañana dibujaba la figura de Ivanna sobre el camino que recorría al bajar la colina. Se alejaba de la casa que no recordaba. Paz sentado sobre sus hombros miraba fijamente el camino.

- Paz, no recuerdo nada antes de hoy. Tu podrías contarme que pasó? - Preguntó la joven.

- Que quieres saber? - Respondió el pequeño.

- Pues primero como llegué aquí. No recuerdo este lugar. Pertenezo aquí?.

- No. Tu no perteneces aquí. Este lugar te pertenece. Llegaste aquí porque tu lo quisiste.

- Quieres decir que estar aqui fue mi decisión? - Preguntó Ivanna mientras mas dudas se le formaban.

- Asi es.

- Y como llegaste tu?. Dijiste que yo te dejé en la caja? - Volvió a preguntar.

- Yo siempre estuve aquí. Nunca en esa caja hasta que me pediste que entrara. - Respondió Paz mientras un suspiro salía de su boca. - Esa caja fue uno de los obsequios de Ilusión.

- Ilusión? - Unos relampagos cruzaron el cielo y la lluvia empezó a caer.

- El secreto de Ilusión deberás descubrirlo por ti sola. La promesa equivocada que comenzó este viaje y la que lo terminará. - Dijo el viento en los oidos de Ivanna.

Una figura pequeña de ojos negros y largos, brazos y uñas largas apareció frente a Ivanna. La miró fijamente mientras los relampagos llenaban los cielos.

- Ivanna, soy yo, Luto. Me has extrañado?.- Rió aquel ser mientras giraba la cabeza para verla.

viernes, 7 de agosto de 2009

Valle

Sentado sobre una roca, un ser de silueta delgada y anchos hombros esperaba la llegada de su enviado mientras contemplaba la desolación de su valle.

De pronto un ruido y el cielo oscureció. Una imagen apareció.

- Veo que no has logrado cumplir lo que te encomendé - Dijo una voz dulce que salia de aquel ser sentado sobre la roca.

- Lo siento maestro, pero Sonos se entrometió - Respondió el que acababa de llegar.

- Sonos. Aquel ausente de este valle - Una mirada cruzó el cielo oscuro. Unos ojos llenos de tristeza. - Bien, no estará siempre protegiendola.

Sonaron truenos y la lluvia empezó a caer. Relampagos iluminaron los cielos negros. Una figura pequeña apareció con el resplandor del último haz de luz.

- Maestro, dejeme ir a mi. - Dijo aquel pequeño de ojos largos y negros.

La lluvia seguía cayendo mientras el rostro de aquel ser sentado sobre la roca miraba hacia el cielo como buscando algo que no encontraba.

- Si tu deseo es hacerlo, pues ve, no lo impediré - Dijo mientras se puso de pie y extendía sus alas en toda su magnitud. La mirada volvía hacia el valle gris que tenía en frente. Los ojos se llenaron de lagrimas mientras cantaba.

- Gracias maestro - Alcanzó a decir aquel pequeño antes de desaparecer en el siguiente relampago.

sábado, 1 de agosto de 2009

Paz

Ivana ingresó a la casa y cerró la puerta. Sabia que el viaje sería largo a través de la montaña y el bosque que vió colina abajo. Decidió preparar una mochila para llevar algunas cosas de utilidad: unas frutas que encontró en la mesa del comedor, el abrigo que estaba colgado en el perchero de la sala, un encendedor que estaba en la mesa del estar, una navaja que encontró en la cocina, y unas gafas de sol que tenía en la habitación.

Mientras reunía todas estas cosas encontró una carta puesta sobre el velador de su habitación. Una que no vio al despertar.

"Estamos siempre contigo, confia en tu corazón, el te ayudará a encontra el camino.
Extrañamos tu voz, recordamos tu sonrisa que ahora no podemos disfrutar, esperamos
el día de tu regreso. Si antes no supimos decirte cuanto te necesitamos, que sea este el
momento en que te lo hacemos saber. Perdonanos el tiempo perdido y ayudanos a vivir
el tiempo que aún nos queda juntos. No desfallezcas, estamos esperandote.
Que PAZ te acompañe en tu busqueda."


Una idea confusa se formó en la mente de Ivanna.

- Nadie la firma? - Pensó - Sin embargo siento que son palabras que ya he oido.

Junto a la carta había un reloj y una pequeña caja.

El reloj era pequeño y no tenía números. Llevaba marcas en cada cuadrante, y tenía dos dibujos grabados: El sol en la parte superior y la luna creciente en la parte inferior. Ivana sabía que este reloj no servía para ver la hora. Aún así decidió ponerse.

Ivana abrió la caja. Un objeto dió un gran salto para salir de la caja.

- Por fin libre¡¡¡ - Chilló un pequeño insecto sobre la mesa.

- Quien eres? - Preguntó Ivana.

- Muchos me llaman de distinta forma, aunque no creo necesitar ningún nombre. Quien me puso en la caja me llama Paz - Respondíó el pequeño bicho.

- Quien fue que te puso en esa caja? - Preguntó Ivana.

- Tu misma lo hiciste hace unos días Ivana.

- No lo recuerdo. - Se sorprendió Ivana - Yo soy tu dueña?

- La verdad es mi dueña, pero mi encomienda es acompañarte en el sendero que recorrerás - Chilló de nuevo el insecto.

Ivana sonrió al sentir un antiguo amigo como compañero.

- Muy bien, haremos el viaje juntos - Murmuró Ivana mientras terminaba de llenar la mochila - Me hará bien la compañía.

Al salir de la casa Ivana volteo a verla por última vez. Sabía que el camino sería largo. Eran horas de mañana.

Dio la espalda a la casa y emprendió la caminata siguiendo la brisa que bajaba de la montaña hacia el bosque que se veía colinas abajo. Acompañada de Paz y con el susurro del viento en los oidos.

El reloj encendió la primera marca.